La COFEPRIS, como órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, tiene a su cargo la regulación sanitaria de productos peligrosos como plaguicidas, así como la vigilancia de su uso en servicios urbanos de control de plagas. Dentro de este marco, la norma central es la NOM‑256‑SSA1‑2012, vigente, la cual establece las condiciones sanitarias obligatorias en establecimientos y para el personal que aplica plaguicidas en zonas urbanas.
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La aplicación de esta norma implica que los servicios de fumigación y desinfección deben contar con una licencia sanitaria específica (homoclave COFEPRIS‑05‑022‑A), gestionada a través de la plataforma electrónica DIGIPRiS. Este trámite, que tarda hasta 60 días hábiles en resolverse, exige el examen de colinesterasa de los aplicadores, un plan maestro detallado, planos del local, entre otros requisitos. Asimismo, si hay un cambio en el responsable sanitario, debe notificarse mediante el aviso COFEPRIS‑05‑051‑A.
La NOM‑256 abarca no solo aspectos administrativos, sino también operativos: los establecimientos deben contar con infraestructura adecuada, como pisos impermeables, áreas diferenciadas para almacenamiento y limpieza, y señalización clara. El personal debe estar capacitado y equipado con protección individual (guantes, overol, gafas), y debe aplicarse un estricto protocolo de higiene, manejo y eliminación de residuos peligrosos.
También se definen buenas prácticas específicas según el tipo de intervención: durante la fumigación, por ejemplo, los espacios deben sellarse con hermeticidad y estar debidamente señalizados hasta consumarse los tiempos de aireación. En tratamientos con desinfectantes, se exige limpieza previa, uso de equipo de protección apropiado y entrega de recomendaciones escritas al cliente.
En cuanto a la vigilancia de la salud, los aplicadores deben presentar periódicamente exámenes de colinesterasa para verificar su exposición y prevenir daños crónicos . Asimismo, COFEPRIS realiza inspecciones para comprobar la infraestructura, la existencia de la licencia, la capacitación del personal, el registro de servicios y los protocolos de seguridad.
En caso de no cumplir con la normativa —como carecer de licencia, no capacitar al personal, omitir exámenes médicos, o aplicar plaguicidas de forma inadecuada—, COFEPRIS puede imponer sanciones que van desde amonestaciones y multas hasta la suspensión o cierre definitivo del establecimiento.
Para los interesados en dar cumplimiento efectivo, se recomienda implementar sistemas internos de auditoría basados en la NOM‑256, mantener la documentación organizada (plan maestro, hojas de servicio, registros médicos, bitácoras visibles) y capacitar regularmente al personal. También es fundamental usar de forma activa la plataforma DIGIPRiS para gestionar trámites, cambios de responsable y renovaciones de manera ágil y transparente.
En resumen, COFEPRIS establece una regulación robusta para el control de plagas: desde requisitos físicos y administrativos hasta protocolos de seguridad y vigilancia sanitaria. Cumplir con estos lineamientos no solo protege la salud pública, sino que fortalece la reputación del establecimiento y evita sanciones. Un enfoque proactivo implica mantenerse actualizado con las normativas, aprovechar las herramientas digitales disponibles y capacitar al personal con frecuencia.
Fuentes: