Ataxia: señales, diagnóstico y su importancia en la regulación sanitaria

La coordinación es algo que damos por sentado: al caminar, al tomar un objeto, al hablar. Pero cuando esa armonía se pierde, surge un síntoma que puede preocupar seriamente: la Ataxia. 

En líneas sencillas, la ataxia es la pérdida del “orden” en los movimientos voluntarios. No se trata de una enfermedad en sí misma, sino de un signo que alerta sobre que algo en el sistema nervioso no está funcionando como debería.
Este artículo tiene como objetivo explicar de manera clara qué es la ataxia, por qué ocurre, cómo se manifiesta, cómo se diagnostica, cuáles son sus tratamientos y por qué es relevante para trámites ante organismos sanitarios como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).

Correo: dana.malips@gmail.com

¿Qué es la ataxia?

La ataxia se define como una alteración en la coordinación de los movimientos voluntarios, lo que puede ocasionar que caminar, manipular objetos, hablar o mover los ojos se vuelva difícil o “torpe”. 

Se origina por disfunción en el sistema que controla la coordinación: el cerebelo, sus conexiones, el sistema vestibular o las vías sensitivas de la propiocepción. 

Es importante recalcar que la ataxia no es una enfermedad autónoma, sino un síntoma que puede deberse a muchas causas distintas. 

Causas de la ataxia

Las razones por las que se presenta ataxia son variadas y se pueden agrupar en tres grandes categorías: hereditarias, adquiridas y episódicas. 

Causas hereditarias:
Algunas ataxias aparecen porque hay mutaciones genéticas que afectan la función del cerebelo o vías conectadas. Un ejemplo es la Ataxia de Friedreich. 

Causas adquiridas:
Pueden surgir a cualquier edad como consecuencia de:

  • Accidentes cerebrovasculares, tumores o traumas craneales. 
  • Infecciones, procesos inflamatorios o enfermedades autoinmunes. 
  • Intoxicaciones o consumo excesivo de alcohol/fármacos que afectan el cerebelo. 
  • Deficiencias vitamínicas (como vitamina B12) o enfermedades metabólicas.

Causas episódicas u otras:
Existen formas que aparecen repentinamente (ataxia aguda) por daño vascular o toxinas. También hay ataxias que progresan lentamente.

Manifestaciones clínicas

La ataxia puede afectar distintas funciones motoras y sensitivas. Entre sus signos más frecuentes destacan:

  • Marcha inestable, con base amplia, tropiezos frecuentes o dificultad para mantener el equilibrio. 
  • Problemas para coordinar movimientos de brazos, manos o dedos (por ejemplo al abotonar, escribir o levantar objetos).
  • Alteraciones del habla (disartria), dificultad para tragar (disfagia) o lenguaje lento/entrecortado. 
  • Movimientos oculares anormales como nistagmo, o dificultad para fijar la vista. 
  • En algunos casos, también cansancio, debilidad o síntomas que dependen de la causa subyacente.

Estas manifestaciones pueden variar según la forma de ataxia (hereditaria vs adquirida), el órgano afectado, y la velocidad de progresión. 

Diagnóstico

El diagnóstico de ataxia implica varias etapas para determinar no sólo la presencia del síntoma, sino su origen, y esa distinción es clave porque define la posibilidad de tratamiento.

Historia clínica y exploración neurológica:
Se evalúa el inicio de los síntomas, posibles antecedentes familiares, consumo de fármacos o tóxicos, infecciones, etc. La exploración revisa marcha, coordinación, movimientos oculares, fuerza y sensibilidad. 

Pruebas de laboratorio:
Incluyen hemograma, perfil metabólico, niveles de vitaminas, estudios tóxicos, que permiten descartar causas tratables. 

Estudios de imagen y neurofisiológicos:
Típicamente se utiliza resonancia magnética (RM) para ver lesiones cerebrales (como en el cerebelo). Pueden emplearse también estudios de conducción nerviosa o electromiograma. 

Evaluación genética (si procede):
En las formas heredadas, puede requerirse análisis genético para identificar mutaciones específicas. 

Un diagnóstico precoz es esencial, especialmente cuando se trata de causas tratables (deficiencias vitamínicas, intoxicaciones, etc.) y para definir trámites que requieren documentación médica.

Tratamiento y manejo

El enfoque terapéutico dependerá directamente de la causa identificada. No siempre existe cura, pero sí hay muchas estrategias para mejorar la calidad de vida. 

Tratamiento causal (cuando es posible):

  • Si la ataxia se debe a déficit de vitaminas, tratamiento de sustitución.
  • Abstinencia de alcohol o retirada de fármacos tóxicos. 
  • Tratamiento de infecciones o enfermedades autoinmunes subyacentes.

Terapias de apoyo:

  • Fisioterapia para mejorar la movilidad, el equilibrio y la marcha.
  • Terapia ocupacional para ayudar con actividades de la vida diaria (como alimentación, higiene).
  • Logopedia en casos de alteración del habla o deglución.
  • Dispositivos de asistencia: bastones, andadores, utensilios adaptados. 

Tratamientos farmacológicos:
Existen estudios que evalúan fármacos específicos según el tipo de ataxia. Por ejemplo, en algunas ataxias hereditarias se han evaluado medicamentos como Riluzole o 4-aminopiridina. 

Es fundamental una evaluación multidisciplinaria y personalizada: neurología, rehabilitación, terapia física, y seguimiento continuo.

Relevancia para el ámbito regulatorio y de salud pública

Para plataformas que realizan trámites ante organismos de regulación sanitaria como COFEPRIS, la ataxia cobra una doble importancia:

Desde el punto de vista de salud pública, algunas causas de ataxia son evitables o tratables, como intoxicaciones, consumo de alcohol, deficiencias vitamínicas, y requieren comunicación clara al público para prevenir daño.

Desde el marco regulatorio, algunas ataxias pueden requerir medicación especializada, dispositivos de asistencia o adaptaciones que deben cumplir con normativas sanitarias. En México, COFEPRIS regula fármacos, equipamiento médico y dispositivos de asistencia, por lo que documentar la ataxia con diagnóstico claro y seguimiento es clave.

También es pertinente al incluir alertas sanitarias: por ejemplo, fármacos con riesgo de afectar el cerebelo o provocar ataxia pueden ser objeto de vigilancia regulatoria.

La ataxia, más que un diagnóstico único, es una señal de que el sistema de coordinación motora del cuerpo enfrenta una alteración. Conocer qué es, por qué ocurre, cómo se manifiesta y qué tratamientos existen permite tomar decisiones informadas. Para quienes gestionan trámites ante organismos reguladores, este conocimiento también es esencial: facilita la comunicación con pacientes, profesionales y autoridades. 

Referencias 

Mayo Clinic. (n.d.). Ataxia – Symptoms & causes. Recuperado de https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/ataxia/symptoms-causes/syc-20355652 Mayo Clinic

StatPearls. (n.d.). Ataxia. En NCBI Bookshelf. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK562284/ CNIBio

NHS. (n.d.). Ataxia – Causes. Recuperado de https://www.nhs.uk/conditions/ataxia/causes/ nhs.uk

Cleveland Clinic. (n.d.). Ataxia: What it is, causes, symptoms, treatment & types. Recuperado de https://my.clevelandclinic.org/health/symptoms/17748-ataxia Cleveland Clinic

PubMed. (2018). “Treatment of cerebellar motor dysfunction and ataxia”. Recuperado de https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29440566/ PubMed



Create your account